16 126 809 livres à l’intérieur 175 langues
2 047 052 livres numériques à l’intérieur 101 langues
Cela ne vous convient pas ? Aucun souci à se faire ! Vous pouvez renvoyer le produit dans les 30 jours
Impossible de faire fausse route avec un bon d’achat. Le destinataire du cadeau peut choisir ce qu'il veut parmi notre sélection.
Politique de retour sous 30 jours
He aquí una rica conversación entre un cristiano y un budista en la que no se trata de que el primero convierta al segundo a la fe en Jesús, ni de que el budista consiga que el cristiano se haga un seguidor del Buda, sino de que ambos se transformen y se ayuden mutuamente para convertirse al misterio del Espíritu, que actúa en todas partes. El cristiano Masiá habla naturalmente del Espíritu de Jesús, y recuerda la necesidad de dejarse guiar por él y respirar en él: «En él vivimos, nos movemos y existimos» (Hch 17,28). El budista Suzuki habla del Dharma como la expresión de la verdad que iluminó a Gautama Shakamuni -el Buda-, la Vida en toda su inmensidad y hondura, pero sin forma, más allá de todo espacio y tiempo; una Vida que lo llena y lo empapa todo, que no cesa de actuar, que todo lo vivifica. Así pues, se trata de encuentros a mitad de camino entre los peregrinantes, con el objetivo de seguir avanzando juntos hacia una meta que desborda a ambos y que ninguna religión puede monopolizar. Se trata de que las religiones cooperen de cara a la convivencia mundial, que sean capaces de convivir autocriticándose y dejándose transformar mutuamente, que cooperen de cara a la convivencia mundial, fomentando juntas la superación de toda clase de violencia, los procesos de pacificación y la construcción de la convivencia mundial. Se trata, en definitiva, de poder estar en comunión en el silencio contemplativo, para que el Misterio que penetra, envuelve y desborda a todas las religiones nos conduzca a una espiritualidad más allá de todas ellas.