Doesn't suit? No problem! You can return within 30 days
You won't go wrong with a gift voucher. The gift recipient can choose anything from our offer.
30-day return policy
Publicado en los años treinta, El arte de escribir sin arte plasma una idea de la literatura que apuesta por una forma de escritura, y de le ctura, alejada de los usos burgueses que sólo cuidan de sus intereses y de su mundo, y que rechaza los preciosismos y piruetas de estilo que suelen enmascarar la intención de no decir la verdad. «No es el hombr e quien ha de hablar como un libro abierto sino el libro abierto quien debe hablar como un hombre», nos dice Alaiz, reclamando lo poco que l e queda al lector y al escritor como voz del pueblo, y emparentándose a una tradición mairenesca que hoy resuena en Agustín García Calvo o R afael Sánchez Ferlosio. En el prólogo a este libro, Javier Cercas le d a la razón a Alaiz: «En lo fundamental es exacta su concepción del est ilo... no olvida que lo que suena a literatura no es nunca literatura. .. porque el estilo verdadero linda casi siempre con la ausencia de es tilo.» Este volumen pretende reunir lo mejor de la particular tarea de crítico literario dFelipe Alaiz, nacido en 1887 en Belver de Cinca, Huesca, está considerado como uno de los escritores más relevantes del movimiento libertario español. Ejerció muy pronto de periodista en El Sol y, tras pasar al anarquismo, se vuelca en una labor insaciable co mo escritor y propagandista de los ideales libertarios. Llegó a dirigi r algunas de las principales publicaciones anarquistas ûentre ellos Ti erra y libertad y Solidaridad obrera-. Puso su pluma al servicio de Lo s Solidarios -el grupo de pistoleros libertarios más aguerrido de la é poca, capitaneado por Durruti-, y pasó varias temporadas en la cárcel. Escribió novelas (Quinet, María se me fuga de la novela), crítica lit eraria y artística (Arte de escribir sin arte, Tipos españoles, Arte A ccesible) y tradujo a Upton Sinclair, a Dos Passos o a HG Wells. Consi derado un feroz individualista, siempre díscolo a ojos de la propia CN T y FAI, concebía el anarquismo como ôuna conductaö o, como mucho, una opción ideológica y moral. Tras la victo